miércoles, 17 de noviembre de 2010

EL ORADOR Y LOS OYENTES

Tres son las partes esenciales en la oratoria: el orador, el lenguaje, y el discurso, estos tres elementos son susceptibles de educación y de desarrollo. Dice la voz popular que el poeta nace y el orador se hace.
La oratoria es el arte de hablar ante un auditorio, por arte se entiende el conjunto de reglas o consejos sacados de la experiencia, que nos indican la manera de hacer bien las cosas. La oratoria tiene también sus reglas, que se refieren al orador, al lenguaje que este usa y al discurso, obra del orador.
Si estudiamos a un buen orador, observaremos que hay algunos que comienzan a impresionarnos, desde que se presentan; llegan con firmeza, su actitud es resuelta, su palabra tranquila, su tono natural, van impulsados por una voluntad definida. Otros no tienen esta firmeza, pero cuando los escuchamos, nos agrada el tono de su voz, tienen un timbre agradable que nos gusta y atrae nuestra atención. Otros no tienen la manera fácil de presentarse, no tienen seguridad ni desenvoltura; tampoco tienen la voz agradable, bien timbrada y potente. Pero los escuchamos y las palabras que nos van diciendo, van pintando con sus mágicos pinceles un cuadro brillante, bello, arrebatador.
Ya tenemos las cualidades que hacen al buen orador; que son: el dominio de la voluntad que da la apostura, la facilidad o la corrección. El cultivo de la voz que proporciona un tono agradable y flexible, capaz de los matices más variados. El cultivo de la inteligencia, que nos da los conocimientos y el de las palabras que nos dan la facilidad de expresar nuestros pensamientos, en una forma bella e interesante.
Debemos enseñarnos a escucha, esto parece muy fácil y es sumamente difícil; escuchar no solo es el acto de percibir el sonido de las palabras, sino también el acto de pensar o atender a su significado. Existe entre el oído y los centros del lenguaje, una estrecha conexión; todos sabemos que la forma más efectiva de aprender un idioma, consiste en oírlo. Para saber escuchar necesitamos aprender a fijar nuestra atención en las palabras que se nos dicen; pensar en el significado de ellas y en el sentido que encierran. Oyendo hablar se adquieren muchos conocimientos: la manera de pensar del que habla, que nos dice mucho sobre su educación, su moral, sus conocimientos, sus costumbres. El orador va a dirigirse a las personas y necesita conocerlas, saber lo que a todos interesa y lo que a todos s indiferente. El que sabe escuchar sabe pensar y sabe hablar, porque al escuchar está trabajando nuestro cerebro y el que escucha hace un ejercicio pasivo, de la facultad de hablar.

Estamos tratando de las cualidades que dependen de la voluntad, y la voluntad se desarrolla por medio de las disciplinas. Ha dicho un escritor, que el genio no es más que el producto de la paciencia. El orador debe ser un hombre que piense bien, y cada una de sus palabras debe servir para expresar su pensamiento, no debe ser una maquina de disparar palabras.
Hablar mal, no es lo mismo que hablar bien. Para hablar bien, aunque se hable poco, basta decir verdades. Debemos procurar hablar con claridad  no en lo que se refiere al sentido que si es importante. El orador y el oyente fluyen en su comunicación con un intercambio de ideas, no de palabras solamente, cumpliendo el propósito de la presentación.
La oratoria no puede ser improvisada, si no se tiene un conocimiento de cómo y con qué normas encauzar sus cualidades se expone a lograr resultados imprevistos y contraproducentes. La oratoria es el arte de conmover al auditorio. Conmover quiere decir apasionar, mover pasión, el sentimiento a través de razonamiento esto quiere decir que el oyente no permanezca indiferente ante la exposición de las ideas. Para esto es necesario tener un mensaje interesante que comunicar a los demás, riqueza de ideas, haber leído mucho y tener sabiduría de la vida y poseer una técnica que debe basarse en el conocimiento profundo del alma humana. El resultado de conmover el alma del oyente es la simpatía que le nace por el mensaje del orador: por ejemplo si el orador ríe el oyente ríe, si el orador llora el oyente llora, etc. Persuadir es lograr que el oyente realice en la práctica lo que el orador le propone. Es el objetivo más difícil de la oratoria, por lo tanto, denota la perfección misma. Además de conmover y convencer, el persuadir requiere del más profundo conocimiento del alma humana, de un amplio conocimiento de la vida y sus situación prácticas y una gran fuerza lógica argumentativa que logre no solamente el convencimiento del oyente sino el entusiasmo evolutivo que lo lleve a la práctica. 
No es un buen orador el que teniendo dotes naturales maravillosas no sabe aplicar las reglas de oratoria, son buenas esas dotes pero perfeccionadas con el estudio de la retórica son mejores.
Un buen orador es el hombre naturalmente elocuente que ha perfeccionado esas dotes con el estudio y el ejercicio. Es conveniente tratar acerca de las cualidades que son útiles y necesarias en el desempeño de tan privilegiada actividad.
Las palabras bien pronunciadas, el gesto metódicamente estudiado, el ademán perfectamente calculado, la entonación, las pausas y la dicción rítmicamente balanceadas causan mejor impresión que las palabras balbuceadas las poses desaliñadas y una voz sin ritmo y sin gracia.
Una regla muy valiosa para practicar la oratoria, es pronunciar un trozo literario compuesto por uno mismo.
Se llama elocuente a la persona que al hablar tiene la facultad de deleitar y persuadir usando la palabra elegante, eficaz y persuasiva.
EL ORADOR ELOCUENTE
• Fe
• Conocimiento
• Naturalidad
• Sinceridad
• Entusiasmo
• Coraje
• Amor
Cualidades Doctrinarias
• Formación cultural
• Conocimiento doctrinario
• Lectura y estudio permanentes
• Actualización
Cualidades Morales
• Conocimiento de la ética espírita
• Conocimientos evangélico-espíritas
• Conocimiento de sí mismo
• Mejoramiento moral permanente
• Conducta espírita
• Ejemplificación
Cualidades Sociales
• Afabilidad
• Equilibrio y serenidad
• Moderación y control de sí mismo
• Buenas relaciones con los demás
• Saber escuchar
• Altruismo
• Humildad


Los tipos de oratorias persuasivas son: Oratorio legal: Esta clase de oratoria se desarrolló para los debates y exposiciones en los quehaceres legales, aunque luego ha sido tomada para otras aplicaciones. Oratoria demostrativa: A veces se la denomina como ceremonial, panegírica u ocasional. Este tipo de oratoria está vinculada con la alabanza o la culpabilidad de una persona, institución, cosa, hecho o concepto.
Oratoria deliberativa: El principal interés de la oratoria deliberativa, también llamada legislativa, es la determinación oportuna de la política futura. Cuando las reuniones legislativas, municipales o las de las asociaciones profesionales se llevan a cabo para determinar lo que debe ser hecho, ellas se embarcan en un proceso deliberativo.



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